NO ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO
En el último tiempo se ha instalado la idea de que el fracaso de la Nueva Mayoría, especialmente en las presidenciales, se debió a su desconsideración por el crecimiento económico. ¿Hasta qué punto esto es verdad?
Lo primero es no confundir la pregunta. El crecimiento económico es un pilar de la sociedad y finalmente de la solidez democrática. Con eso fuera de discusión, el asunto es si esta variable puede ser señalada como el gran motivo de la desaprobación de Bachelet 2 y la derrota de la izquierda. Creemos que no. Algo más se quebró.
Tomando datos de la encuesta Latinobarómetro desde 2022, revisamos cómo ha evolucionado la confianza en los gobiernos en función de otras variables. La primera conclusión es que esta confianza no se mueve al ritmo de la evaluación que la ciudadanía hace sobre la situación económica del país. En 2009, con un 20% de mala evaluación económica, el gobierno de Bachelet lograba un 64% de confianza, mientras que, en 2015 con la misma evaluación económica, la confianza sólo llegaba al 39%.
La situación cambia cuando lo que se evalúa es el futuro, la confianza en el gobierno y la perspectiva económica futura – tanto personal como del país- muestran una correlación más significativa y que en años electorales puede ser explicada en parte por una expectativa de cambio de coalición gobernante. Pero hay otras variables que aparecen como mucho más predictivas de la confianza en un gobierno. Por ejemplo, el componente de justicia, a través de la pregunta sobre qué tan justa es la distribución de ingresos. En este ámbito, de ocho años con información disponible, el segundo gobierno de Bachelet tiene dos de los tres periodos con peor percepción de la justicia en la distribución de ingresos, lo que coincidió con una baja confianza hacia su gobierno. Algo similar sucede con la percepción respecto de si Chile es gobernado por grupo poderosos que actúan en su propio beneficio. Esta variable muestra una correlación mayor con la confianza en el gobierno que la evaluación económica personal y del país (tanto presente como futura) y tiene peor resultado en 2015.
Con este ejercicio hemos buscado mostrar que explicar la crisis de la centroizquierda o la valoración de un gobierno como el de Bachelet (o ahora el de Piñera) a través de la evaluación de la economía es insuficiente. Además de ser antojadiza y oportunista, es una tesis que a esta altura ni siquiera es compartida por referentes de una derecha liberal como Vargas Llosa o Luigi Zingales. Ambos critican a aquellos dogmáticos que centran el destino de la libertad y la democracia en la existencia de un libre mercado o de un crecimiento económico a secas, desestimando elementos como la distribución de oportunidades e ingresos, o las condiciones institucionales para favorecer una actividad política y mercados más competitivos y transparentes.
3 de mayo de 2018, La Segunda.
Link: http://impresa.lasegunda.com/2018/08/10/A/2A3EIFBL